
Tener sentimientos no es un signo de debilidad: significa que somos humanos. Después de haber sido diagnosticada con ansiedad y depresión, Kathy estaba demasiado avergonzada para contarle a alguien su condición, manteniéndola en secreto, hasta que una fatal tragedia reveló cómo otra persona cercana a ella también estaba sufriendo.
Ella me pide que comparta esta historia, donde habla sobre su lucha y por qué necesitan deshacer el estigma que malinterpreta la ansiedad y la depresión como debilidades o motivos de vergüenza, para que quienes padecen estas terribles enfermedades, obtengan ayuda oportuna y efectiva.

¡Corre! Esa es la voz de mi ansiedad hablando. Incluso cuando no hay absolutamente nada malo, a veces tengo esta abrumadora sensación de fatalidad, como si el peligro estuviera al acecho a la vuelta de la esquina. Verá, hace unos años, me diagnosticaron ansiedad generalizada y depresión [dos condiciones que a menudo van de la mano].
Ahora bien, hubo un tiempo en el que no le habría dicho a nadie, especialmente a una psicóloga. Como mujer, tuve que desarrollar una resiliencia extraordinaria para tener éxito y como la mayoría de las personas en mi comunidad, tenía la idea errónea de que la depresión era un signo de debilidad, un defecto de carácter. Pero yo no era débil.

Pensé que era una triunfadora, porque obtuve una ingeniería en administración, empleos de alto perfil y gané premios por mi trabajo. Claro que estaba totalmente agotada, carecía de interés en las cosas que solía disfrutar, apenas comía, luchaba contra el insomnio y me sentía aislada. ¿Pero deprimida? No, yo no. Levanté la cabeza, puse una sonrisa en mi rostro y no le dije a nadie.

Pasaron varias semanas antes de que pudiera admitirlo, pero el psiquiatra que me atendió por primera vez, tenía razón: estaba deprimida. Aun así, no le dije a nadie sobre mi diagnóstico. Estaba demasiado avergonzada. No creía que tuviera derecho a estar deprimida. Tuve una vida privilegiada con una familia amorosa y una carrera exitosa. Y cuando pensé en los horrores indecibles por los que mis amigas habían pasado, mi vergüenza se profundizó aún más.

[Llorando] El 4 de agosto mi mundo se sacudió. Recibí una llamada telefónica diciéndome que mi amiga de 22 años, Paula, había terminado con su vida, después de años de padecer depresión y ansiedad. No hay palabras que puedan describir la devastación que sentí. Paula y yo éramos muy unidas, pero no tenía idea de que sufría tanto. Ninguna de nosotras había hablado nunca con la otra sobre nuestras luchas. La vergüenza y el estigma nos mantuvieron a ambas en silencio.

A partir de ese hecho, Kathy indica que su manera de lidiar con la adversidad cambió y buscó información sobre la depresión y la ansiedad. Encontró que el 70% de personas que luchan contra la depresión mejoran con terapia, tratamiento y medicamentos, por lo cual acude a consulta.

[Continúa llorando] También leí mucho sobre los riesgos y graves consecuencias de no tratar la depresión y la ansiedad, así que decidí que ya no iba a estar más en silencio y que buscaría ayuda. En general, mi familia y amigos son gente culta y algunos incluso han padecido mi depresión, pero aún son parte del medio donde la cultura estigmatiza esta enfermedad, así que, compartir mi historia con la esperanza de generar conciencia, todavía no ha sido posible.

Mi otra amiga, Luisa, me dijo que ser tan fuertes permanentemente, nos está matando y que necesitamos retirar esas narrativas rígidas sobre la mujer súper fuerte y el hombre súper masculino, quienes, sin importar cuántas veces sean derribados, simplemente se sacuden y siguen adelante. Los seres humanos no somos así.

Tener sentimientos no es un signo de debilidad. Los sentimientos significan que somos humanos y cuando negamos nuestra humanidad, nos sentimos vacíos, buscando formas de «automedicarnos» para llenar el vacío, ya sea con alcohol, tabaco, analgésicos, drogas, comida, autolesiones, riesgos, etcétera. Para Kathy es el alto rendimiento excesivo.

En estos días, comparto abiertamente mi historia y pido a otros que también compartan la suya, a pesar de la vergüenza que puedan sentir. Creo que eso es lo que se necesita para ayudar a las personas que pueden estar sufriendo en silencio, a saber que no están solas y que con ayuda pueden sanar.
Ahora he buscado ayuda profesional porque todavía tengo mis luchas, pero sé que podré manejarlas con su ayuda. Siempre me arrepentiré de no poder estar ahí para mi amiga. Pero mi sincera esperanza es poder inspirar a otros con la lección que he aprendido, por eso le pido que publique mi historia.

Si empiezas a sentir ansiedad o depresión, busca ayuda inmediatamente. La ansiedad y la depresión a veces son impredecibles, pero todo estará bien cuando tengas tu sistema de apoyo.
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